viernes, 30 de abril de 2010

EL DAR REGALOS - en you tube -

CAPÍTULO V

Nosotros usamos la palabra aniversario para designar una temporada en la que expresamos nuestra apreciación de la vida. No damos regalos simplemente a aquellos que amamos, admiramos y respetamos porque estas personas hayan conseguido vivir cierto número de años, porque es natural para cada uno permanecer en este plano todo lo que pueda. Damos regalos en ocasiones de fiesta para expresar nuestro aprecio por cuanto aquellos que amamos (cuyas cualidades vibratorias representan nuestros ideales) han permanecido aquí con nosotros. Amamos, admiramos y respetamos a ciertas personas
porque su cualidad vibratoria es de tal modo que ella estimula algo de nuestra conciencia más fina y regenerada; el contacto con estas personas “enciende” nuestra percepción de la Luz que mora en cada uno de nosotros y de la cual somos las expresiones manifestadas en este plano.
Todas las ceremonias relativas a los períodos de experiencia humana se originan en el impulso primitivo de reconocer los principios de la vida en su expresión rítmica durante nuestros años aquí. Puesto que la humanidad tiende a objetivar la conciencia, los festivales y las ceremonias simbólicos son usados para interpretar la percepción del hombre de los procesos de la vida. Se observará que todos los pueblos tienen sus propias maneras particulares de presentar sus interpretaciones de la vida; algunos son alegres y “rapsódicos” en cualidad, otros son majestuosos y solemnes. Las ceremonias y las fiestas son dramatizaciones de las reacciones emocionales de la humanidad a los fenómenos de la vida y sus dádivas son una expresión de su aprecio y sus simpatías. En la fiesta de Pascua la humanidad celebra, de acuerdo con el lugar y el tiempo, su regocijo de vivir la respuesta primordial a la percepción de su avance como manifestación física; su gratitud a la Tierra como una expresión física de la belleza en su florecimiento, fragancia y promesa de fruición. Ésta es la ocasión en que la humanidad celebra el Ascendente de su horóscopo, la renovación de la conciencia de YO SOY, la mirada hacia arriba, el impulso hacia adelante.
La referencia al Ascendente del horóscopo concierne a la cualidad dinámica, vivificante del signo de Aries, el signo del Ascendente del horóscopo abstracto de la entidad, humanidad.
La fiesta de Pascua, prescindiendo de sus formas variadas y sus rituales, es la “canción de la confianza en la Vida” de la humanidad, la fe indestructible en el bien universal que hace posible, su igualmente indestructible determinación para el progreso. La Pascua es el
período en cada año para recargar nuestra propia conciencia - y la de los otros - con renovada vitalidad, renovado valor y renovada percepción de la Potencialidad Divina, y
renovado júbilo en las liberaciones y expresiones de esa potencialidad. El relato de la Resurrección es el drama de la liberación; nuestra ofrenda de regalos en esta estación es nuestro aprecio del medio liberador del Espíritu según éste se manifiesta a través de aquellos a quienes amamos y la liberación que su amor y estímulo ha significado para nosotros. La Pascua es la función del Espíritu de “romper las cristalizaciones” y está simbolizada en el horóscopo por la vibración y la acción del planeta Urano y la función del aspecto sextil entre dos planetas para romper la cristalización de la congestión formada por cualquiera de los dos o de ambos planetas a otros planetas. La transmutación de la cualidad de uno o ambos planetas en cuadratura u oposición permite una redistribución de las energías planetarias para una expresión más constructiva. Ésta es la “Resurrección” en la vida de cada ser humano que progresa espiritualmente. Nuestro “regalo de Pascua”, como Astro-filósofos, es nuestra contribución de penetración interna para desenredar las congestiones de nuestros compañeros y auxiliarlos a reorientarse hacia niveles más elevados de conciencia y expresión.
La celebración del cumpleaños de un individuo es una apreciación - por sus seres amados y amigos - de la forma en que él expresa el regente de su Ascendente. Este planeta, cualquiera que sea y donde quiera que esté en el mapa, es el símbolo de la percepción propia y la potencialidad de la personalidad. Nuestra ofrenda de regalos en tal día es nuestra expresión del aprecio por la Luz que esa persona representa en nuestras vidas como una “chispa de la Luz Divina”. Nosotros debemos agradecer los esfuerzos que hacen aquellos cercanos a nosotros para mejorar sus cualidades y expresiones vibratorias; sus mejoramientos nos ayudan a hacer los nuestros puesto que lo mejor en ellos enciende lo mejor en nosotros. Nosotros objetivamos nuestro aprecio por una compensación material, algo que ha de levantar más la conciencia de la persona apreciada.
El autor desconoce si se han celebrado ocasiones comparables al “Día de las Madres” y “Día de los Padres”, por otras razas, o si es que son exclusivamente fiestas americanas. Sin embargo, ellas son, en combinación, el “festival de la cuarta y la décima casas”, el diámetro vertical del horóscopo, la Esencia dinámica del universo. En apreciación a la gente que ella conmemora, nosotros significamos nuestra conciencia reverencial de radiación de Amor, Sacrificio, Crianza y Protección que son las “bases” inherentes regeneradas de los principios de los padres. Nosotros damos amorosamente un regalo a Mamá y a Papá en “su día” para expresarles nuestra apreciación a ellos como individuos quienes, en servicio Amoroso, nos proporcionan la encarnación, nos protegieron y nos guiaron en nuestros años de crecimiento. Pero nosotros apreciamos algo de lo cual Madre y Padre son expresiones humanas individuales: las fuerzas nutritivas y protectoras de la Vida misma. Las Madres y los Padres que son verdaderamente amados y respetados por sus hijos lo son porque ellos, en sí mismos, simbolizan la protección cobijadora de las Fuerzas Divinas; su servicio de Amor sacrificante es una duplicación humana de todo lo
que se da para la perpetuación y avance de la vida humana.
¿Cuándo, verdaderamente, no ha celebrado la Humanidad, en ceremonia, la unión de dos que se aman? La fiesta del matrimonio es la dramatización del diámetro horizontal del horóscopo, las cúspides de la primera y séptima casas. El éxtasis y la belleza inspiradora de la unión amorosa es el medio por el cual la humanidad es alertada más intensamente a la existencia de su yo ideal encendido en su conciencia por las virtudes y gracias de la persona que representa su complemento. El corazón humano responde con completo regocijo a la “belleza que es Amor” y aquellas personas que han vivido esta belleza en la relación marital representan símbolos, en forma humana, de la eternidad de la belleza misma. Nosotros respondemos con un sentido de arrobamiento profundo a la vibración exaltada de una ceremonia nupcial y la felicidad radiante de la nueva esposa y el nuevo marido crean nuestros más sinceros deseos que su experiencia juntos sea feliz y airosa en todo sentido. Debido a la cualidad del espíritu que ellos despliegan, nosotros apreciamos las parejas que hacen un verdadero éxito del matrimonio porque ellas han vivido la verdad del amar y nosotros les estamos agradecidos por lo que ellas representan.
El Astro-filósofo “celebra el diámetro horizontal” cuando quiera que él aprenda algo de lo mejor de otras personas e incorpora esas cualidades en su propia vida. La otra persona representa la séptima casa - el complemento; él es el Ascendente - el YO SOY; la fusión de lo mejor del complemento en la conciencia del YO SOY es lo que la ceremonia del matrimonio realmente simboliza - el perfeccionamiento de la conciencia personal en un
todo completo y perfecto. Como esposas y como esposos, los Astro-filósofos reviven el amor que los unió siempre que ellos traten de emular las virtudes y cualidades regeneradas de sus compañeros y ellos usan los patrones simbólicos de sus mapas para esclarecer las significaciones internas de su unión y para lograr perspectivas de cómo puede cada uno ayudar, enseñar y guiar al otro.
Aunque no se le atribuye la esfera de significación implicada por la Pascua o la Navidad, la fiesta del Día de San Valentín es una ocasión encantadora que celebra la quinta casa del horóscopo y el signo Leo. Ésta es la “canción de los jóvenes de corazón”, “el brillo de la estrella del amor”, el impulso ardiente y grato de corazón humano de apreciar las bellezas y virtudes del sexo opuesto, el reconocimiento de la aurora del cumplimiento emocional. Regalos de flores y dulces son ofrecidos como expresiones de los “sentimientos de dulzura” en nuestros corazones para aquellos que representan nuestro ideal de amabilidad y encanto. La cualidad radiante implicada por el signo Leo es aquella por la cual nuestra conciencia de Amor calienta y bendice las vidas de aquellos que nos son queridos - nosotros expresamos a estas personas nuestra apreciación por el ideal que ellas representan para nosotros -. El hombre o la mujer joven que es amado es un individuo
humano de la belleza de la Vida a los ojos del que ama y el mensaje presentado por el signo de Leo es el de: “vida por el amor”; “mantenga su corazón renovado y fresco por impulsos ardientes de afecto”; “mantenga viva su perfección de la belleza amando lo más hermoso en la otra persona”. El regalo diario de nuestros impulsos más sutiles hacia una hermosa vida en la relación, el encanto de la convivencia armoniosa y la inspiración de la siempre renovada percepción de la Luz que está inherente en la conciencia del ser amado, es la verdadera celebración del Día de San Valentín - el regalo anual de flores (o cualquier cosa) - es simplemente la expresión externa de aquello que el corazón humano debe expresar continuamente hacia la persona amada; es nuestra apreciación de lo que la persona representa para nosotros como un ideal de nuestros corazones.
El festival combinado de la Víspera de todos los Santos, en el signo dé Escorpión - el 31 de octubre - y el Día de Todos los Santos - 1 de noviembre - tiene una implicación mucho más solemne; es la “Fiesta del Ocultista”.
La Fiesta de la Víspera de todos los Santos se ha convertido en una fiesta de disfraces y bufonería - un clamor lejano de la profunda significación espiritual que tuvo originariamente - Su perpetuación a través de la historia ha sido una expresión de la percepción humana de la vida en los planos internos y su patrón astrológico, a través del Signo de Escorpión, es la octava casa - la regeneración del mal en Bien - el gran símbolo de los Poderes del Ocultista Blanco. “La víspera de todos los Santos” es, de acuerdo con la vieja tradición, la noche particular del año cuando se les da a los muertos una tregua de la esclavitud de sus tumbas y libertad de vagar por las moradas de los vivos. La representación de brujas, diablos, esqueletos y todas esas criaturas sobrenaturales son dramatizaciones de la imaginación del hombre, de su percepción de lo atado a la tierra y condenado; ellas simbolizan su temor a lo desconocido - desconocido porque no es comprendido -. La sucesión del “Día de la Víspera de todos los Santos” por el “Día de todos los Santos” completa la significación de este festival: la conquista de las fuerzas de las tinieblas (el miedo y la ignorancia) por las Fuerzas de la Luz (la virtud y la Verdad).
Con respecto a esto y en este punto, una palabra de profunda apreciación a: Señor Walt Disney, cuyo trabajo en películas cinematográficas ha probado que él es uno de los medios más grandes para inspirar el corazón de la humanidad en el mundo hoy día. En las dos últimas partes de su obra monumental Fantasía - Noche en Montaña Rasa y Ave María - el señor Disney y sus colegas han presentado este “Festival Escorpiónico” en magnífica forma dramática. Nosotros vemos las sombras de Egos que, mientras estaban en la tierra, se congestionaron en cualidades negativas de orgullo, lujuria, avaricia, crueldad, ira y envidia. En Fantasía los caracteres que sirven para representar estas cualidades viven en un mundo donde todo es oscuro, humeante, fétido, doloroso y angustiado. Estos niveles de conciencia, en cualquier ser humano, son verdaderamente las regiones del infierno y en tales, nosotros estamos perdidos bajo el poder del Príncipe de las Tinieblas, faltos de esperanza y de dirección propia. La música luminosa del Ave María introduce el advenimiento de la aurora que es la Luz de la Verdad, la Pureza y la Virtud, disipando las
condiciones y poderes perversos e ignorantes del “Ángel Negro”. El ocultista o Astrofilósofo
que enfrenta sus experiencias personales con valor y fortaleza, las cumple lo mejor que puede y a través de la regeneración de sus impulsos negativos purifica sus intuiciones e ilumina su Conocimiento Interno, se acondiciona para ser un “lanzador de Luz” en las áreas oscurecidas de la conciencia de otro. Nosotros podemos dar fiestas y disfrutar de juegos y diversiones en el Día de la Víspera de los Santos e ir a la iglesia en tributo de reverencia a nuestros santos la mañana siguiente; pero celebramos, como filósofos, esta ocasión en nuestra vida diaria cuando nos regeneramos y cualificamos para ser dadores de Luz a la humanidad. Cada Astro-filósofo tiene una condición planetaria particular como el medio regente de su octava casa, y este planeta le da la clave sobre los principales requisitos de sus experiencias regeneradoras. Cada esfuerzo en esta dirección contribuye más luz al cuerpo vibratorio colectivo de la humanidad - es el gran regalo espiritual por el cual la parte contribuye al bienestar del todo -.
El gran festival de Navidad es el más “Compuesto” de todas nuestras celebraciones del presente. Él es la dramatización de los logros, esperanzas, ideales y aspiraciones espirituales más profundas de la humanidad - el punto focal para la expresión del amor a sus semejantes.
Es notable que el relato de la primera Navidad implica en su presentación, la vida en este plano desde las “bestias más bajas” hasta las huestes angelicales, la esfera completa de las expresiones de la vida desde la más humilde hasta la más exaltada. Los reyes y los hombres sabios, los pastores humildes, las voces angélica, los padres humanos transfigurados, todos agrupados en torno de la representación del Espíritu Divino
incorporado en la pureza del niño recién nacido. Esta fiesta es la dramatización de la undécima y duodécima casas del Horóscopo Abstracto como el impulso detrás de la manifestación de la cruz cardinal; el símbolo formado por los diámetros vertical y horizontal de la rueda es el Símbolo Poderoso de la Encarnación.
La casa undécima es la conciencia Amorosa universal espiritualizada - la polarización - o la octava más alta - de la quinta casa -. Su regencia abstracta por Urano es el Amor para todos, el Amor que no reconoce limita-raciones de todas las condiciones limitadas y las transforma. La casa duodécima es la voz de redención, el impulso (y necesidad) de reencarnar para más amplio cumplimiento a través de procesos y experiencias evolutivos. Lo que es manifestado por los poderes de estas dos casas es la expresión, en dimensión material, del vehículo bipolar por medio del cual es revelada la Deidad latente. “... y Él asumió la semejanza de hombre” es la manifestación del Espíritu manifestado y concierne a la aparición de toda expresión de Vida en este plano.
En la conciencia de la humanidad, el símbolo de un niño ha representado siempre la inocencia de un nuevo comienzo; en la adoración del Niño que había de ser Cristificado, nosotros vemos la dramatización de la mirada hacia arriba de la humanidad en la visión de su propia pureza olvidada. Nuestros corazones están hondamente conmovidos por el poder vibratorio de este festival porque en todo el mundo, la alegría y el bienestar de los niños, y en general, de todas las personas que son dependientes, son puntos focales de nuestra atención emocional. Nosotros tratamos de manifestar el poder de la benevolencia para mejorar las condiciones de los otros.
Puesto que las encarnaciones están ocurriendo diariamente por todo el mundo nosotros apreciamos que el espíritu, en manifestación, es un proceso interminable y el Principio de la Luz, encarnada, está denotado en todo nacimiento en este plano. Nuestra ofrenda de regalos durante esta estación es nuestra dramatización del homenaje a la Divinidad que se está manifestando a través de miríadas de formas por el ciclo entero de evolución y nuestras expresiones de amistad y buena voluntad hacia nuestros hermanos y hermanas constituyen nuestro reconocimiento de ellos, como expresiones de luz divina y de amor divino.
La realidad de la Navidad sólo puede perpetuarse si nosotros funcionamos diariamente en esta conciencia - nunca perder de vista la luz esencial en todos los demás seres humanos -. La expresión continuada de tal conciencia hace más y más evidente el significado subyacente de la aseveración que: “Él vino para que el Reino de Paz y de Justicia fuera establecido en la Tierra”. Como con el Maestro, así con nosotros; todos somos medios de este poder iluminador y transformador; nuestra reverencia al Niño, Sus padres humanos y las Huestes Angélicas es nuestra reverencia al amor y a la luz que nos abraza a todos.

del libro " Estudios de Astrología V ", de Elman Bacher

en you tube, aquí
https://www.youtube.com/watch?v=YLnLx7Q4kHw&feature=youtu.be


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